domingo, 24 de noviembre de 2013

Aulas Abiertas



Inesperada lección de pedagogía aplicada

Sobre lo que aprendí observando a un gorrión adulto y a su pichón, un domingo mientras leía los diarios, y en mi mesa de trabajo me esperaba una presentación sobre modos distribuidos y abiertos de enseñar y aprender.
















5 comentarios:

  1. Gracias por compartir esta hermosa lección. Tu pregunta me hace pensar una vez más 'qué' es enseñar, cómo podríamos hacer lo que hace este gorrión adulto en nuestras aulas; dar el ejemplo, mostrar, dejarle al otro el tiempo y espacio para que intente sin apresurarnos a querer 'ayudar' y tal vez hacer que se 'esconda', dejar que busque sus propios medios, detenernos simplemente a alentar acompañando un momento difícil tomando una pausa para volver a intentar... Cuánto para seguir aprendiendo...

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  2. Hola Machi que bueno que hayas recogidos tus tweets aquí. Un hermoso ejemplo la del gorrión adulto que está enseñando "a volar" al pichón. Con tu pregunta nos indicas lo importante que es el ¿Cómo? a la hora de enseñar y yo diría también que a la hora de aprender. Las estrategias de enseñanza y las estrategias de aprendizaje siempre revelan las concepciones pedagógicas y teóricas que hay atrás.

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  3. Gracias por lo que nos compartes Machi. Además de la riqueza de lo compartido, algo que me parece valioso es tu capacidad para observar una situación, hacer conexiones, preguntarte. Claves de un aprendiz permanente.

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  4. Enith, Liliana: me alegra y me enriquece conversar y reflexionar con ustedes sobre estos temas.
    Les cuento que durante este mediodía del lunes (feriado en AR), tuve oportunidad de observar la continuación de la lección de pedagogía aplicada.
    La tormenta de anoche y la amenaza de lluvia durante la mañana, me hacían dudar sobre cómo continuaría la historia.

    Al mediodia el pichón estaba parado en el borde de una maceta (de alrededor de 20 cm de altura), cuando llegó el gorrión adulto hasta allí mismo, trayendo más comida.

    Mi sopresa fue grande cuando el adulto voló de la maceta hasta la reja de la puerta balcón de la cocina, a una altura de más de un metro; y desde allí, hasta el borde la medianera, un metro más arriba. Y repitió esas acciones varias veces.

    Después de un rato: ¡el pichón estaba en la misma reja! Y el adulto revoloteaba a su alrededor, haciendo movimientos con las alas que el pichón imitaba.

    Luego de unos minutos, el pichón voló hasta "el techo" del guardacosas q está en el patio, a medio metro de la medianera. Entonces el adulto bajó desde la medianera hasta allí: subió y bajó varias veces, haciendo un movimiento con las alas cuando se paraba al lado del pichón.

    Finalmente, en un momento, el pichón "se animó" y voló hasta el borde de la pared: y siempre con el adulto al lado, siguieron el vuelo.

    Claro que sé del instinto y de la información genética cargada en la memoria biológica de cada especie animal.
    Al mismo tiempo, todo el tiempo, no pude dejar de leer las escenas descriptas como metáfora de una lección de pedagogía aplicada.

    Adultos que están presentes, que se van y vuelven, para mostrar a los aprendices cómo hacer lo que tienen que hacer, y los acompañan en el proceso intransferible de experimentar, equivocarse, tener miedo, lograr, construir autonomía, aprender.

    Los humanos tenemos el privilegio y la responsabilidad de tener palabras y conceptos: con alegría comparto las y los revisitadas en el transcurso de esta historia ocurrida en el patio de mi casa.

    Que estemos bien,
    @machialonso

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  5. Me encantó tu historia vivida, veo en esta historia la importancia del respeto al aprendiz, le podré enseñar diferentes formas de resolver o aprender algo, pero a él(ella) le corresponde intentarle y encontrar la propia; también entra la paciencia porque cuando se asusta el alumno y no le sale, a veces se siente un impulso a darle la solución pero es importante respirar profundo ponerse en su lugar y guiarlo de la manera que a mí me hubiera gustado a ver recibido el apoyo

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